jueves, enero 19

grim reaper

He dado con un viejo escribano de fino bigote y membrete en mano. Lo reconozco. Va tiempo y hojas de plazas vacías y mapas superpuestos; un vientecillo que susurra exilio. Un día torvo escribiré de este tiempo, pero caduco, ya con el reverso de los dedos, desdoblado, con el vientre plegado en las vidrieras. Mientras, niños y cuentos escupen verdades y gritan ahogados las heridas de mano garrocha. Como antiguamente convida el azar, cuando en cualquier primavera se abre la ventana a pares. 

Desde acá, solo luces parpadeantes, el vientecillo aterrador.