domingo, abril 22

Gabo Machabansky me enseñó a tomar mate en la mesa de mi casa. Sacó la pavita de alguno de sus paquetes de trotamundos; calentó agua y bebimos todos con la misma bombilla mientras hablamos de que en la Provincia de Santiago del Estero en Argentina se dio un incidente aislado de un cerdo con características ovejunas. El animal producía lana oscura y debía ser esquilado una vez al año. La respuesta inicial al desconcierto genético fue un posible cruce entre un dandy porcino y un febril ejemplar ovejuno, pero un nefasto experto en genética descartó la posibilidad.

De igual modo, el experto se alejó de la probabilidad de que el cerdo-oveja argentino fuese un viajero perdido de la estirpe húngara –ya casi extinta- de los Mangalitsa y adjudicó la responsabilidad del evento efectos más verosímiles: “caprichos de Dios”.

Por otra parte, durante la segunda mitad del siglo XX, se popularizó entre ciertos sectores del exilio cubano y círculos hispanos del sureste estadounidense la Materva, una bebida con base de yerba mate, azúcar y soda. Un cruce tan improbable como el cerdo y la oveja; un capricho mundano.

Encontré una de esas latas ayer en la farmacia árabe de la esquina y la compré como quien compra una máquina del tiempo o un estimulante sinestésico, que es como viajan las corporeidades cautivas de los nichos multicolores. Supo a pan viejo con carne salada y a mañana con calor. Nada de mesas de amigos, Pampa o Rayuela. 

domingo, abril 15


Sr. Borges,

No hay seres más hermosos que los gatos y los perros. También son hermosos los cerdos diminutos, que son una versión graciosa de los primeros, pero más ásperos.






sábado, abril 7

Volver al Futuro guarda la idea fundamental del pasado. Se trata de la repetición continua de un mismo evento el cual se puede visitar a través de la memoria. El tiempo, lugar, objeto y ser se conforman como un eje en torno al cual rota el que retorna [Imagen I]. La intervención es posible. De hecho, la intervención se es [Imagen II]. Técnicamente no hay presente, más un péndulo entre intervención y proyección.

Imagen I

Imagen II

telegrama

E.I.D.
1944
Montevideo
Sr. Mario padece tifus. Sra. Luz llegó a Hospital. Lo besó en los labios con gesto tierno. Es suficiente motivo. Luz y Alegría en un mismo nombre. Gran inversión.
Retornante,
E.E.G.O

lunes, marzo 12

Es desolador que el diario llegue en blanco, hueco de morbo y necedades. No se anima un obituario a llamarme por el nombre o el sol a lanzar un escupitajo digno y tuberculoso. Ni siquiera los poros se dignan a erizarse, aun cuando rechine las uñas en la pared. Este día no existe, solo es una metaexistencia límbica. Cuando trato de mostrar mi corporeidad el espejo revela una baldosa astillada, o sea peor que salgo corriendo a avenidas desiertas o me amarro a un riel a dormir una siesta y despierto sin que un objeto se digne en desunificarme el entumecimiento. En los jardines, ciertas flores evocan el primer día de este letargo. Alguna abeja pica inerme el lado izquierdo de mi cuello, echa su veneno y sale volando.

Hubo tardes naranjas en que me enjuagaba la cara a son de motores, luego llegaban los trenes de acero pulido, y los obituarios, ese nombre reconocido. 

sábado, enero 28

este lugar está podrido. un día los milagros se escabulleron por la escalera / y las esperanzas 

 esa carrera en espiral

miércoles, enero 25

unknown
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magritte
red model
alguna tarde de enero clarea en la ventana
pende de una percha hasta secarse a soplos
sufre disparos inhábiles / pulso y luz 
triunfo de banderas de la frente hendida
su longevo parpadeo culminó la memoria:
un recuerdo es la eternidad 
rodando en su carrete 

jueves, enero 19

grim reaper

He dado con un viejo escribano de fino bigote y membrete en mano. Lo reconozco. Va tiempo y hojas de plazas vacías y mapas superpuestos; un vientecillo que susurra exilio. Un día torvo escribiré de este tiempo, pero caduco, ya con el reverso de los dedos, desdoblado, con el vientre plegado en las vidrieras. Mientras, niños y cuentos escupen verdades y gritan ahogados las heridas de mano garrocha. Como antiguamente convida el azar, cuando en cualquier primavera se abre la ventana a pares. 

Desde acá, solo luces parpadeantes, el vientecillo aterrador.